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martes, 11 de octubre de 2016

Manuel Grande, Chipitruz, Indio Brujo y Gherenal regresan a casa - Reparación Histórica


Se realizó ayer una restitución histórica: los restos de cuatro caciques cuya solicitud presentada al Museo de La Plata por parte de comunidades originarias que se había realizado en 1989.

Fue una jornada histórica, que contó con la presencia de comunidades y organizaciones indígenas especialmente las involucradas en esta restitución: la comunidad Cacique Pincén de Trenque Lauquen; el Parlamento Mapuche Tehuelche de Tapalqué y el lof günïna küna mapuche Vicente Catrunao Pincen con asiento en San Miguel, todas de la provincia de Buenos Aires, autoridades provinciales, de la Universidad de La Plata y del Museo, el colectivo GUIAS, promotor fundamental de estas actividades reparatorias, delegaciones y público en general.


Una ceremonia íntima
Todo comenzó alrededor de las 9 de la mañana, cuando en una ceremonia íntima en el primer piso del imponente Museo, los referentes de las comunidades y organizaciones depositarias de los restos los recibieron de manos de las autoridades. Por la comunidad Pincén de Trenque Lauquen lo hizo su inal lonko Isabel Araujo y por el Parlamento Mapuche Tehuelche de Tapalqué hizo lo propio su referente, Victor Hugo González Catriel.

Estuvieron presentes en ese momento culminante otros representantes de comunidades como el ya mencionado lof Vicente Catrunao Pincén, entre otros, así como responsables espirituales que acompañaron la recepción de los restos preparados en cuatro urnas cubiertas con pequeñas mantas con diseños originarios y ofrendas. Esos responsables tuvieron a su cargo palabras y la entonación de canciones ceremoniales para que los hermanos restituidos encuentren el camino.

Mientras todo esto sucedía allí arriba, en la planta baja y hall de entrada al Museo se organizó un gran círculo con las distintas delegaciones de comunidades y organizaciones y el público asistente. Hubo un amplio espacio para la música y las palabras de los referentes indígenas.

Carca del mediodía, todos los asistentes pasamos al Salón de Actos que estaba abarrotado de público adonde se formalizó la entrega de los restos, con los breves discursos de las autoridades provinciales, del Museo y de la Universidad, Centros de graduados y estudiantes, y por supuesto los representantes originarios.

Luego llegó tal vez uno de los momentos más emotivos de la jornada, cuando portados por los responsables espirituales las cuatro urnas salieron del Museo en medio de la gente y los paisanos indígenas que realizaban cantos y sahumados mientras se hacían escuchar los instrumentos ancestrales. Bajaron todos lentamente por las grandes escalinatas marchando hasta el parque que está frente al Museo donde todos los presentes en un renovado círculo pudieron realizar sus homenajes y ofrendas
Finalmente, los restos fueron llevados a los respectivos vehículos que los transportarían a sus destinos. Una nueva restitución había terminado, cumplimentándose otro acto de justicia para con los pueblos originarios.


Antecedentes
La Universidad Nacional de La Plata aprobó recientemente la restitución por parte de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de los restos de cuatro caciques a las comunidades solicitantes para que puedan concretar la inhumación que se les debe desde hace más de cien años. Este pedido se había presentado en 1989, siendo el primero en todo el país, por la comunidad Pincén de Trenque Lauquen junto a Alberto Rex González, el primer antropólogo del país y un pionero en esta lucha por las restituciones. La solicitud había sido reiterada en 2002, nuevamente con resultado negativo, y presentado nuevamente en mayo de este año, esta vez con un final auspicioso.

La Universidad Nacional de La Plata convalidó, por resolución 875, la restitución que ya había sido aprobada por el Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de los cuatro cráneos al pueblo mapuche.

El lonko Lorenzo Cejas de la comunidad Pincén de Trenque Lauquen -quien no pudo estar presente por cuestiones de salud-, había celebrado días atrás la inminente restitución mientras que el lonko Luis Eduardo Pincén del lof günïna küna mapuche Vicente Catrunao Pincán de San Miguel, informó en su momento que “ya habían empezado los cantos para que los espíritus de estos cuatro caciques fueran encontrando el camino hacia las comunidades donde serían llevados”.

Se dispuso que Chipitruz e “Indio Brujo” se restituyeran a la comunidad de Trenque Lauquen, mientras que los de Manuel Grande y Gherenal se entregaran al Parlamente Mapuche Tehuelche en Tapalqué.


Historia de los cuatro caciques y de sus restos
Los cuatro caciques llegaron al Museo como parte de la colección de 300 cráneos donadas al entonces director Francisco Pascasio Moreno por el jurista y escritor Estanislao Zeballos, quien los había obtenido tras saquear sus tumbas entre 1870 y 1880.

Los cráneos de los lonkos pasaron así a formar parte de “las colecciones del Museo: cacique Gheneral, catálogo del Museo número 317; “Indio brujo”, número 333; Gervasio Chipitruz número 337 y Manuel Guerra (o Grande), número 309”. Sin palabras…

“Fueron todos lonkos independiente que por momentos respondieron al mando de Calfucurá y de Pincen. También tuvieron por periodos tratados de paz con el Estado, dependiendo el momento histórico”, explicó Fernando Pepe el presidente de GUIAS y agregó: “A todos los atraviesa la década de 1870, con las batallas más importantes impulsadas por Roca que avanzan sobre su territorio y todos terminan presos en Martín García, menos Gheneral que fue asesinado por el ejército roquista".

Según relató Pepe, corría el 11 de junio de 1879 cuando en el marco de la campaña emprendida por el general Julio Argentino Roca, una división comandada por el sargento mayor Florencio Monteagudo, que desde hacía días buscaba a Gherenal (Zorro Batallador), rodeó a éste y al lonko Agner (Zorro Sentado) entre los ríos Coricó y Colorado, en el actual territorio de la provincia de La Pampa.

“El parte militar de Monteagudo cuenta que: “Agner y Gherenal han muerto con una lanza en una mano y un puñal en la otra, defendiendo con el fuego de una pasión salvaje el desierto que creían dominar eternamente´”, recordó Pepe.

El antropólogo remarcó que “este asesinato fue registrado como un combate, lo cual resulta muy particular ya que los únicos muertos son los lonkos perseguidos con saña durante días y cuyas tolderías principales en las sierras de Choique Mahuida de la Pampa ya habían sido destruidas”.

Las distintas fuentes señalan a Manuel Grande, Gervasio Chipitruz y Gherenal como “pampas”, lo que sumado a la ubicación de sus territorios ancestrales y la vinculación familiar-comunitaria con los otros lonkos de la región hacen suponer su ascendencia mestiza gününa küna o tehuelche septentrional con mapuche y ranquel. “Indio Brujo” por su parte, era cuñado del gran cacique “Baigorrita”.


Lo que vendrá o el día después
Esta restitución es sin dudas un jalón más que importante en el proceso iniciado en 1994 con la ya emblemática entrega de los restos del lonko Modesto Inakayal a su comunidad de origen. El camino recorrido es lento, pero significativo. Quedan miles de restos en el Museo de La Plata (muy especialmente) que es menester seguir restituyendo para que los espíritus de los hermanos que ya no están y de los que siguen aquí recuperen su paz y para que los territorios ancestrales reestablezcan el equilibrio perdido.

Pero estamos recién en el principio. Porque no solo habrá que continuar con las restituciones sino con lo que aún no se ha producido: la devolución de los ajuares, es decir todos aquellos objetos que acompañaban al cuerpo en las tumbas profanadas. También habrá que seguir luchando por la no exhibición de los cuerpos en los Museos que aún los tienen allí y por ponerle límites a la actividad arqueológica que aún sigue excavando y manipulando sin control tumbas y cuerpos de pueblos originarios.

Pero hay más, y ya ingresamos aquí de lleno a la responsabilidad de los pueblos indígenas: nos referimos al día después de las restituciones, al que hacer con los cuerpos, como devolverlos a sus territorios ancestrales en ceremonias de inhumación que cumplan con las prácticas tradicionales. Al menos en las pampas aparece como necesidad el tener en cuenta esto debido a que se han perdido los recuerdos de cómo lo hacían los Antiguos.

Hace pocos días en una nota publicada en este diario, el lonko Luis Eduardo Pincén decía que “las restituciones de restos de los hermanos a sus comunidades de origen nos obligan a conocer, respetar y poner en práctica los rituales funerarios de los Antiguos” Y agregaba que “el cuidado que debemos tener al realizar estas ceremonias es porque están en juego el equilibrio y la armonía. Muchos años han pasado sin que podamos realizar adecuadamente nuestros ritos mortuorios, por lo cual el lado negativo ha crecido desmesuradamente. Tenemos la esperanza de que a partir de la recuperación de los antiguos ritos y su correcta implementación lograremos una armonía en el Cosmos, que hoy no existe”.

Sin dudas que este nuevo desafío que los hermanos indígenas tienen por delante es más que trascendente. Se trata de recuperar ceremonias y rituales, los ajuares mortuorios, las danzas y los cantos para que los procesos de restitución se completen en su totalidad y no queden asi a mitad de camino.

Estamos en el principio, queda mucho por hacer, pero está claro que los pueblos originarios se han puesto a caminar decididamente por la senda que marcan los Antiguos, en la búsqueda del equilibrio y la reconexión espiritual con el Waj mapu, el Todo que le da sentido a sus vidas.

Fuentes:
Colectivo GUIAS
Telam
http://infoblancosobrenegro.com/
Indymedia 
ElOrejiverde 

Fotografía: ElOrejiverde/Contexto/Fernando Miguel Pepe

Fecha: 11 de Octubre de 2.016

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