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Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

jueves, 5 de octubre de 2017

Agua Potable, Fuente de Vida



Escrito por Arsenio Rodríguez
Millones de personas no tienen acceso al preciado líquido y las perspectivas indican que se agravará su escasez mundial
Decir que el agua es vida es una verdad de Perogrullo, asunto que conocen desde los niños hasta los más ancianos y que nos lo recuerda el día a día, porque la necesitamos desde que nos levantamos hasta el mismo momento en que nos vamos a la cama. Del tema se habla con más frecuencia en estos tiempos, sobre todo por las sequías y las amenazas del cambio climático. Incluso se dice que será el motivo de futuras guerras entre naciones.
Según cálculos de organismos internacionales nuestro planeta contiene más de mil millones de billones de litros de agua, pero poca se puede tomar, porque casi toda es salada. Dos tercios de las aguas dulces están retenidos en glaciares y capas de hielo polar. De lo que resta, la mayor parte está atrapada en el suelo o en acuíferos subterráneos. La conclusión es sencilla, queda disponible una fracción mínima para los seres vivos, no solo para beber, sino para todo lo que el ser humano ha sido capaz de hacer en aras del desarrollo y que inevitablemente involucra al líquido vital de alguna manera.
Estos mismos organismos rinden informes anuales, en los cuales se precisa que la escasez de agua afecta ya a todos los continentes. “Cerca de 1 200 millones de personas viven en áreas de escasez física de agua, mientras que 500 millones se aproximan a esta situación. Otros 1 600 millones se enfrentan a situaciones de escasez económica de agua, donde los países carecen de la infraestructura necesaria para transportar el agua desde ríos y acuíferos, alertaba hace más de una década un Informe sobre Desarrollo Humano de Naciones Unidas.
Si en 2007 el Día Mundial del Agua se celebró bajo el lema de afrontar la escasez, llamando a una mayor cooperación e integración que permitan garantizar una gestión sostenible, eficiente y equitativa de los escasos recursos hídricos a nivel local e internacional, en 2013 el lema por el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación, dada la sequía y la insuficiencia de agua fue no dejes que nuestro futuro se seque, llamando a todos a actuar, pues somos responsables de la conservación del agua y del suelo, así como de su uso sostenible, para encontrar soluciones a esos importantes retos.
Uno de los principales desafíos
La escasez de agua constituye uno de los retos esenciales del siglo XXI al que se están enfrentando ya numerosas sociedades de todo el mundo. A lo largo del último siglo, el consumo de agua creció a un ritmo dos veces superior al de la tasa de crecimiento de la población y, aunque no se puede hablar de escasez hídrica a nivel global, va en aumento el número de regiones con niveles crónicos de carencia de agua. La escasez es un fenómeno no solo natural sino también causado por la acción del ser humano.
Para algunas instituciones las predicciones son catastróficas. Por ejemplo, el Consejo Nacional de Inteligencia (NIC) y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) consideran que el 60 por ciento de la población mundial tendrá problemas de abastecimiento de agua, dando lugar a la aparición de conflictos hídricos. Esta valoración aparece en el informe Tendencias mundiales 2030, nuevos mundos posibles. Los lectores se preguntarán qué tienen que ver organismos de inteligencia, relacionados con guerras, acciones militares y todo tipo de conspiración política con el agua y la respuesta en sencilla, por el camino que vamos el agua será más importante que el petróleo y con ello, la necesidad de tenerla provocará agresiones de unas naciones a otras.
Como elemento estratégico, resulta decisiva en cualquier parte del planeta y para cualquier actividad humana. Latinoamérica y el Caribe cuentan con países que tienen mucha agua y otros que carecen de ella.
Un reciente artículo de un accionista de una empresa minera de Perú, intitulado Elecciones, minería y agua, precisaba que el asunto “no ha sido abordado como se merece” y sostiene que el “agua debe ser un tema central en las propuestas de los candidatos, y desde luego, en la agenda de sus gobiernos”. Y es que Perú encabeza los ranking mundiales de exportación minera, a pesar de la caída del sector por el descenso de los precios de los minerales en el mercado internacional y se prevé que en los próximos 20 años, la demanda de agua por la minería se incrementará en un 132 por ciento, de acuerdo con investigaciones de fundaciones relacionadas con el asunto.
Crece la población y decrece el agua potable
Según las actuales tendencias demográficas, el crecimiento de la población pudiera llegar a 3 000 millones más de personas en los próximos 50-75 años. Este crecimiento implica un mayor consumo de agua potable y a su vez una mayor probabilidad de que las fuentes existentes se contaminen por la acción humana, pues está demostrado que los residuos industriales, los pesticidas y otros contaminantes no solo la ensucian, sino que también se han convertido en un verdadero riesgo para la vida.
Nuestra región no escapa a los tiempos que vivimos. Menos del 20 por ciento de la población tiene acceso a sistemas de saneamiento adecuados a las demandas de consumo. La Ciudad de México, por ejemplo, con más de 23 millones de habitantes ha crecido por encima de la capacidad de su sistema de agua y de saneamiento.
En la actualidad, el crecimiento demográfico y económico de muchas regiones provoca lo que se denomina “estrés hídrico. De hecho, 2 500 millones de personas viven en zonas que lo padecen. Otro interesante y preocupante dato es que más del 20 por ciento del producto interno bruto (PIB) global se produce en zonas de riesgo de escasez de agua.
En los últimos 30 años, su extracción para el riego representa 66 por ciento del total de extracciones y hasta el 90 por ciento en regiones poco fértiles y de bajas precipitaciones, mientras que el otro 34 por ciento se utiliza en los hogares (10), la industria (20) o evaporada de depósitos (4). A ello habría que agregar que su uso per cápita aumenta debido a los cambios en el estilo de vida y al aumento de la población. Es decir, los seres humanos la consumen en aumento, por lo que la tendencia a escasear para producir alimentos y en los procesos industriales es un hecho de la actualidad.
Un derecho humano
La sabiduría indígena fue cuestionada hace años cuando en más de un evento internacional plantearon que el acceso al agua debía ser un derecho humano. Sin embargo, abrir la llave y ver correr el chorro de agua es para muchos una acción común y cotidiana, pero para millones de personas no. El acceso a ella no es tan fácil, no todos tienen cerca una fuente y a veces tienen que recorrer kilómetros para obtener la necesaria para hidratarse. Debe recordarse una vez más que agua es sinónimo de vida, sobre todo cuando conocemos que nuestro cuerpo está compuesto en un 70 por ciento con ella.
Resulta difícil aceptar que haya personas que mueran por falta de agua pero las frías estadísticas lo confirman. Muchos fallecen mientras muy cerca una industria puede que utilice millones de litros de agua, contaminando el medioambiente y no haciendo caso de las protestas de los que viven cerca. Razón tuvieron desde el primer momento los movimientos indígenas; el agua es vida y es deber de cada Estado que todos tengan ese derecho a la potable.
En julio se celebró el séptimo aniversario del momento en que la ONU, a través de la Resolución 64/282 de su Asamblea General reconociera que el “derecho al agua potable y el saneamiento es un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida”. Sin embargo, millones de personas, fundamentalmente niños, dejan de existir sin saber que entre sus derechos estaba el tener acceso al agua potable.
Fuente: Revista Bohemia


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